08 noviembre 2013

¿Cómo cocinar con menos grasa?


















Tanto por salud como por estética prácticamente todos procuramos cuidar las calorías que ingerimos. Las grasas son, con diferencia, los nutrientes que más calorías aportan (9 calorías por gramo), más del doble que los hidratos de carbono y las proteínas (4 calorías por gramo). De ahí la importancia de conocer técnicas de cocina que nos permitan aprovechar los nutrientes de los alimentos sin añadirles demasiada grasa. En esa tarea el horno puede ser un aliado ideal. Se pueden elaborar con él asados deliciosos con muy poco esfuerzo y ya no vale la excusa de que luego cuesta limpiarlos: los hornos pirolíticos se limpian solos apretando un botón.

Asar a la papillote es una manera de sacarle el máximo provecho al horno añadiendo muy poca grasa y con muy buenos resultados. Consiste en hornear los alimentos en su propio jugo dentro de una bolsa sellada. Al necesitar de muy poco aceite, se potencia el sabor natural de los ingredientes, que no quedan enmascarados por el de la grasa y se aprovechan al máximo sus nutrientes. El resultado, platos ligeros y llenos de sabor que nos alegrarán una comida o una cena.

¿Con qué material se puede preparar esta bolsa? El más habitual es el papel de aluminio, pero también se puede cocinar con papeles de hornear o incluso con recipientes específicos de silicona. Por cierto, da igual qué lado del papel de aluminio cubra el alimento y cuál quede a la vista. Se suele decir que el lado brillante debe ir fuera, pero es una especie de leyenda urbana gastronómica: ambos pueden usarse indistintamente. La única diferencia es estética.

¿Con qué alimentos se puede hacer?

Un buen papillote se compone de un pescado o carne (normalmente dan mejor resultado las aves), hortalizas finamente picadas para la guarnición y hierbas y especias para condimentar el conjunto. Podemos añadir algo de grasa (aceite de oliva o mantequilla) de forma muy moderada para realzar el sabor del conjunto, pero no es indispensable.

A partir de ahí dejaremos volar nuestra imaginación ¿por qué no un toque ácido como el zumo de limón o un buen vinagre de manzana? ¿y un licor que aporte un sabor más intenso? Las posibilidades son casi infinitas y nos permitirán demostrar nuestras dotes para la cocina (a la par que vaciamos la nevera de sobras y no tiramos comida).

El tiempo de cocción varía entre diez y treinta minutos según el tipo alimento, pero hay un truco para saber cuándo está hecho: la bolsa se hinchará y con ello sabremos que el interior ha alcanzado la temperatura óptima.

Y, que nadie piense que cocinar a la papillote sólo sirve para elaborar primeros y segundos. ¿Por qué no aprovechar el calor de nuestro horno cuando asemos un plato para elaborar papillote de frutas? Mezclamos las que más nos gusten con algo de azúcar, clavo y canela y tenemos un postre delicioso. Si añadimos un licor aromático, quedará aún más rico.

Si a la hora de servir disponemos la propia bolsa cerrada delante del comensal le permitiremos disfrutar del placer de abrirla y recibir la bocanada de aromas que saldrán al abrirla

¡Buen provecho!


Fuente: Tendencias Fagor | Imagen: CC Javier Lastras