No vamos a comparar la incorporación del lavavajillas a las cocinas con la llegada del hombre a la luna. Teniendo en cuenta a qué nos dedicamos no tendríamos mucha credibilidad. Pero estamos seguros de que ha supuesto en muchas casas una pequeña revolución y un gran paso: ya nadie tiene que levantarse de la mesa cuando los invitados se toman el café para pasar media hora fregando, ahorra agua y evita discusiones sobre quién cocina y quién friega. Cocina quien le toque y friega el que mejor sabe hacerlo: el lavavajillas. Pero te compres el que te compres te interesará, seguro, saber cómo hay que limpiarlo. Tres o cuatro trucos bastan y sobran, no es un electrodoméstico difícil de mantener y, bien limpio, te durará muchos más años.